¿Cocinero? ¿Científico Loco? ¿Artista? ¡Arduo Trabajador!
“En efecto el chef no sólo es un cocinero que cocina, debe ser ante todo, profesional”
Egoísmo, egocentrismo, territorialidad, explosividad, entre
otras, son características que acompañan a un chef durante su crecimiento
profesional. Características que a veces hacen de él una persona “intratable” y
que muchas veces no comprendemos que a pesar de no aparentarlo (porque así lo
dice el código) el cansancio va más allá de la necesidad de socializar.
Y es que en verdad que es ardua la jornada laboral, en
la cual el chef debe ver todo, leer todo, oler todo, probar todo, estar al
pendiente de todo para llegar a un fin: El platillo del comensal.
Este platillo que pocas veces es valorado como se
debería si indagamos en la enorme cantidad de horas que se emplearon para
prepararlo, si vemos el mundo de ideas que corren dentro de la cabeza del chef,
la certeza y el temple para elegir solo
las adecuadas para que su platillo no sea ni muy simple, ni tan complejo que
haga que se pierda idea principal.
Además de eso, ésta profesión implica soportar con el
ambiente laboral, un ambiente hostil y egoísta, donde cada quien ve por sus
ojos y donde hay una constante lucha por quien hace mejor las cosas, por quien
aproveche mejor los recursos y sea más efectivo en el servicio, sabiendo aún
que ni un “felicidades” recibirá de su superior y con el único fin de elevar el
ego personal.
Sin dejar de mencionar el compromiso social al que
representa salir a las calles usando el atuendo que día con día nos acompaña,
compromiso de escuchar comentarios como “Haber cuando me pasas unas recetas”,
“Deberías hacerme un pastel para darte el visto bueno” “A mi mamá le gustaba
cocinar, ése era su platillo preferido y nadie como ella para prepararlo” y a
todos estos comentarios hacer una faceta de sorpresa, sin hacerles saber que al
final del día lo único que necesitas es descansar para la próxima rutina.
La invitación está abierta a quedarse en las manos del
chef, de estar abiertos a degustar, cultivar nuestro cerebro de nuevas
sensaciones y principalmente reconocer la diferencia entre “comer por hambre” y
“comer por placer”. Este comer por placer que alimenta nuestras ganas de seguir
inventando nuevas cosas; como un científico, de crear algo tan diferente que
jamás vuelva a ser repetido; como un artista, y de seguir trabajando tan
arduamente como un profesional.
Luis Martín López Reyes.
Email:
luis.martin.23@hotmail.com
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